viernes, 18 de marzo de 2011

La Magia del Perdón...


El presente articulo, es una serie de varios donde comentaremos las cualidades y virtudes divinas o de Dios, que tienen o son merecedoras de “Gracia” (favor de Dios), para con nosotros los humanos:

  • El Perdón.
  • La paciencia.
  • El valor.
  • La Serenidad.
  • La Sabiduría.
  • La Compasión.
  • La templanza.
  • La Rectitud.
  • La Verdad.
  • El Orden.
  • La Disciplina.
  • La Obediencia.
  • El Sacrificio.
  • La Humildad.


En otro apartado tocaremos los defectos humanos, los pecados de la carne o del ego:

  • La Soberbia.
  • La Gula
  • La Lujuria.
  • La Ira.
  • La Pereza.
  • La Avaricia.
  • La envidia.
  • La Mentira.
  • El Resentimiento.


La información se dividirá en dos partes: La descripción de la naturaleza del defecto y la conducta correcta para remediarlo; la aplicación de la virtud. Hay muchas más virtudes y cualidades que defectos.

Capitulo 1: LA MAGIA DEL PERDÓN.

Los humanos hubiéramos dejado de existir hace mucho tiempo si no fuera por el perdón. ¿Cuantas ofensas hemos cometido en contra de nosotros mismos? Eso sin contar las que hemos cometido en contra de Dios. El perdón alcanza lo más complejo de nuestro ser.

Jesús Cristo tuvo que morir en la cruz para que nuestros pecados fueran perdonados y por medio de su sangre fuimos redimidos. En muchos versículos de la Biblia se habla del perdón, pero es curioso como por ejemplo en Mateo 2:5, dice: “Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados”, y el paralítico se levanto y ando. Es por la Fe del creyente en el poder del perdón de Jesús, que sano. Es la aplicación de la fe en el perdón. En ese entonces se creía que solo Dios podía perdonar, pero Jesús enseño que nosotros también podíamos y teníamos el “poder” de hacerlo.

Cuando otras personas nos ofenden o cometen una aberración en contra de nosotros o en contra de nuestras familias u otras personas cercanas a nosotros y sentimos una violación de nuestra integridad como personas, los condenamos con gran determinación. El significado de la acción ofensiva en nuestra contra, nos genera una emoción de gran impacto negativo y esa emoción queda grabada en nuestro inconsciente. Tal cual un juez dicta sentencia por delitos cometidos, nuestro inconsciente emite igual sentencia dentro de nuestros corazones, condenándonos de igual manera a una sentencia espiritual como juzgadores y carceleros. Esta sentencia se prolonga hasta el perdón. ¡Mientras no exista el perdón, quedamos encadenados al agresor!

¿Qué sucede cuando nos rehusamos a perdonar? Cuando consideramos el perdón, repasamos la agresión en nuestras mentes y en nuestros corazones y re-sentimos, juzgando y condenando una ves mas. Es decir volvemos a sentir, resentimos la ofensa manteniendo las cadenas con el agresor. ¡Lo mantenemos encadenado a nuestros corazones!

¿Que sucede cuando nosotros no nos podemos perdonar? Cuando cometemos alguna ofensa en contra de otra persona y creamos consciencia, nos arrepentimos y nos juzgamos de igual manera como si juzgáramos a alguien más. De igual manera nos condenamos.

El perdón nace de la comprensión. Jesús al momento de su crucifixión pidió a Dios perdonara a sus agresores, pues no sabían lo que hacían. Es fácil perdonar a un malhechor cunado nos mal hace, pues eso es lo que hace, pero es difícil perdonar al amigo o al hermano que al ser de buena fe, nos daña. “Todas las personas tienen las más profundas razones para ser como son”, Alfonso Ruiz. Para perdonar tenemos que comprender tridimensionalmente. Es una necedad evaluar "la mala acción" de un ser humano sin toda su complejidad; en una sola dimensión. ¿Es natural perdonar a un lobo que nos a arrancado un pedazo de carne o a un lagarto o a un tiburón? Funcionan en una sola dimensión, es su naturaleza, es lo que hacen. Pero una persona tiene tres dimensiones: La mente (emociones), el cuerpo (acciones) y el espíritu (la consciencia). El perdón resulta fácil cuando sensibilizamos que estas tres dimensiones del ser humano, pueden estar en desorden, pueden carecer de armonía.

Siempre, absolutamente siempre, el agresor padece de insano juicio. Cuando una persona no tiene en armonía lo que piensa, lo que siente y lo que hace, hiere a muchas personas a su alrededor, comenzando por su familia, sus seres queridos, su esposo o esposa, su hijo o hija. Si comprendemos la naturaleza exacta de los defectos humanos, comprenderemos nuestra imperfección. De ahí nace el perdón. "La única perfección que tenemos es nuestra imperfección".

La magia del perdón libera nuestra alma de las cadenas de resentimiento. El resentimiento es la sensación de dolor causado por la agresión o la ofensa, no importa así hayan pasado 20 años. Al perdonar, dejamos de re-sentir y superamos la ofensa. Lo mismo aplica para nosotros mismos. Cuando nos perdonamos, comprendemos nuestra imperfección y con una demostración de Fe, sabemos que todo pasa por una razón y que esa razón no es un fin especifico, si no un peldaño más en este viaje llamado vida. No dejaremos de existir si no perdonamos, pero si tendremos menor calidad de vida, seremos presa de enfermedades físicas y mentales, como inválidos espirituales no confiaremos en nada ni en nadie, percibiremos con especial sensibilidad las ofensas de los demás sin reconocer las nuestras propias; la soberbia reinando en nuestros corazones. Si Jesús Cristo murió para que fuéramos perdonados, quienes somos nosotros para no perdonar a nuestro prójimo? Peor aún, a nosotros mismos? Es una ofensa en contra de Dios, pues Dios nos ha creado…

Hasta la próxima.

Pedro Alatriste.

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