Hoy quiero hablarles de la envídia. La envídia es uno de los peores estados del hombre, es también hija de la soberbia, es una mentira que genera crueldad y hasta el asesinato. No puede existir uno sin el otro. Todo comienza con el defecto o pecado raíz: La soberbia. La soberbia embaraza al pensamiento con pensamientos de altivez, pero para que esto suceda, tiene que nacer de la vista, de lo que vemos. Podemos ver sin envidiar, pero cuando se ve con altivez, como si los demás fueran inferiores a nosotros, es cuando nace la envidia. Cuando somos bombardeados por las películas, la televisión, la internet y los medios, nuestros cerebros comienzan a desear lo que vemos. Que muchas veces es imposible obtener lo que estamos viendo, es absurdo... Ese no es el problema. Todo ser humano desea algo. Cuando vemos que otro ser humano tiene lo que nosotros queremos, ese no es el problema. El problema es cuando vemos en otros lo que deseamos y pensamos que la otra persona no se lo merece y creemos que no es digno de tenerlo, es decir, lo juzgamos. Hoy en día, la gran mayoría de las personas se desempeñan así. Es como un virus.
Comenzamos a hablar mal de esa persona, "mira a éste, ¿que le pasa?, ¡se lo robo!, yo lo vi! Presumido, seguramente estafo a alguien, ¡nosotros no necesitamos eso para vivir!". La verdad es que si pudiéramos, adquiriríamos aquello que criticamos en otros, si es que aquello que nos causa envidia se puede comprar. ¿Que pasa cuando se trata de alguna virtud de otro, como el coraje, la integridad o la Fe? Hacemos lo mismo, lo criticamos: "Mira este que se siente? ¡Se siente Juan Camaney!" ¿no es así? Me recuerda cuando en tiempos bíblicos Jesus quitaba los demonios de la gente y los Fariseos le criticaban, diciendo que hacia eso por el poder de Satanás, le dieron la espalda y comenzaron a planear para matarle.
"Pero los fariseos decían: Es el propio jefe de los demonios quien le a dado a éste el poder de expulsarlos", Mateo 9.34.
Que despectivo comentario "a éste"... ¡No tuvieron la humildad de reconocer el poder de Dios ante sus ojos! Cuantas veces hemos escuchado un comentario así en nuestras vidas; cuidado pues la perversión y crueldad están presentes... A ese grado llega la envidia, todos sabemos como acaba la historia. ¿Que tan perverso es el sentimiento de la envidia, para querer acabar con la vida de la persona que envidiamos? Es que esa persona posee esa virtud, esa cualidad y no hay manera de quitarsela mas que matandole... Es una de la armas del enemigo, es uno de sus fusiles. Cuando el demonio quiere deshacer una familia, una relación, genera la envidia y lo peor de todo, ¡es que es una gran mentira! Pero no nos damos cuenta cuando somos presos de la soberbia.
Una persona que es envidiosa, normalmente posee una serie de malas actitudes:
"Son envidiosos, borrachos, glotones y otras cosas parecidas. Les advierto a ustedes, como antes lo he hecho, que los que así se portan no tendrán parte en el reino de Dios", Gálatas 5.21.
El remedio a la envidia no es no ver ni desear, si no como vemos y como deseamos. Tenemos que cambiar el lente de la soberbia. Antídoto a la soberbia es la humildad, un valor de Dios. Muchos piensan que la humildad es no tener medios económicos o vivir en condiciones de pobreza. Es por eso que en el mundo esta tan devaluada. La humildad tiene un poder como ningún otro valor, como la soberbia engendra los defectos o los pecados, la humildad es el padre de los valores divinos. La humildad es el primer paso para la Fe. La envidia es una mentira de la soberbia. La soberbia dice que aquel no se lo merece, que ¿porque el y no nosotros?; es una mentira vil. La humildad nos dice la verdad y la verdad es la palabra de Dios. La palabra de Dios nos dice que todos merecemos todo y que El quiere que tengamos prosperidad en TODO, porque todos somos sus hijos. La soberbia nos miente y nos hace creer que nosotros tenemos el derecho de juzgar a los demás, cuando solamente tenemos derecho y poder sobre nosotros mismos:
"Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad". Efesios 4.23,24.
Me agrada como predicaba Pablo, con firmeza y sin titubear, con autoridad, ¡les decía porque tenía autoridad y les hablaba de la verdad! Muchas veces he repetido esto y no me cansare de repetirlo hasta que lo tengamos y me incluyo, enterrado hasta el fondo de nuestros corazones. La razón de las crisis, de todo tipo, son por la soberbia, la envidia, la ira, la glotonería, la lujuria, la mentira, el robo, el asesinado, la rebeldía! Como no vamos a estar en crisis! Si es así como nos hemos comportado:
"No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha". Gálatas 6.7.
No soy yo el indicado para decirles como comportarse, me permito referirlos a lo que esta escrito que está tan vigente hoy como en ese entonces:
"Por lo tanto, ya no mientan más, sino diga cada uno la verdad a su prójimo, porque todos somos miembros de un solo cuerpo. Si se enojan, no pequen; que el enojo no les dure todo el día. No le den oportunidad al diablo. El que robaba, deje de robar y pongase a trabajar, realizando un buen trabajo con sus manos para que tenga algo que dar a los necesitados. No digan malas palabras, sino solo buenas palabras que edifiquen la comunidad y traigan benéficos a quienes las escuchen. No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que El les de la liberación definitiva. Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. Sean buenos unos con otros y perdonense mutuamente, como Dios los perdono a ustedes en Cristo". Efesios 4:25-32.
Hasta la próxima...
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